Está viviendo su vida? O la que le gustaría?

Me gusta mucho la historia de don Jose Luis.  Sin mucho afán pero con prudencia y paciencia pudo forjar el futuro que para él era un sueño. Terminó el colegio e inmediatamente se puso a trabajar. Aunque prácticamente hizo de todo, a los 25 años se unió a la planilla de una institución del estado como encargado de mantenimiento. Para ese momento ya estaba casado y tenía dos hijos, y vendrían dos más en los siguientes 4 años.

Apenas comenzó a trabajar para esa institución, se fue a vivir muy cerca de ahí con dos objetivos en mente: ahorrar en pases y ahorrar en el alquiler de la casa, y eso porque se determinó a iniciar un fondo de ahorro para ahorrar la prima de una casa propia. Durante varios años, 10 en total, sí 10, y sin fallar a su promesa, ahorró una parte de su salario. Unos meses más otros meses menos, pero siempre ahorró. Y a veces a ese fondo le agregaba lo que se ganaba en las chambas del fin de semana. Don Jose se propuso pasear largo y tendido con la familia una vez al año, y para eso también ahorró. Y dice que nunca se compró un carro porque el carro le iba a “sacar” la plata que tenía dispuesta para otras cosas: el mantenimiento de la casa, los cambios de zapatos, y lo más importante, las emergencias. Dice que casi siempre tuvo para eso, y cuando no tuvo, la pedía prestada y la pagaba cuánto antes, porque no sabía cuándo le iba a tocar pedirla de nuevo.

Dice don Jose Luis que nunca se preocupó por tener el último modelo de las cosas, y la mayoría las cambió cuando ya no servían. Y se ocupó de enseñarle eso a los hijos. A ellos les prometió que les iba a dar educación y que les iba a enseñar a trabajar para cuando salieran del colegio, ellos mismos se pagaran su universidad.

Y así fue. Los hijos fueron saliendo del cole, y entrando a trabajar. Les tomó un poco más de tiempo que lo que les tomó a otras personas terminar sus carreras, pero la terminaron. Siempre quisieron hablar inglés como sus primos, pero les tocó aprender cuando se lo podían pagar ellos mismos, y también lo lograron.

Cuando don Jose pagó la cuota 300 del préstamo de la casa, ya sabía para donde iba esa plata. Tiene la ventaja, y creo que, hasta bendición, de vivir fuera de la GAM, así que el precio de los 4 lotes que compró era algo así como la mitad de lo que cuesta una vivienda de clase media en Heredia. Como ya los hijos colaboraban con los gastos de la casa, aprovechó el colchoncito de lo que le sobraba para pagar esa hipoteca, y lo logró en 5 años. Me imagino que ya se imaginan para quienes eran esos lotes.

Dice don Jose que siempre le dijeron que era un “agarrado y miedoso” y agrega: “siempre comimos, siempre pudimos pagar recibos, y los cuatro chiquillos fueron a la escuela y al colegio.”. Nunca le sobró el dinero, pero tampoco le faltó. Lo que tenía muy claro era que la vida le tenía que alcanzar con lo que ganaba, porque si no le alcanzaba, significaba que estaba viviendo una vida que no era la suya.

Rosa Gomez1 Comment