El presupuesto es en realidad el peor escenario de tus finanzas.

Hay decenas de sitios en internet dónde pueden encontrar las instrucciones de cómo hacer un presupuesto, pero les aseguro que estos tips tal vez no los van a encontrar en otro lugar. Son esos detalles que por alguna razón se obvian, como si esto de hacer presupuestos fuera intuitivo, y que se aprenden cuando ya hemos cometido errores.

  1. El presupuesto es en realidad el peor escenario de tus finanzas. Un presupuesto se inicia con el rubro de ingresos y siempre debería considerar “lo mínimo” que tenemos como ingreso.  Y lo mismo cuando enlistamos los gastos, sean fijos o variables, siempre se debe construir la lista con el monto “máximo” que esperamos gastar. Así el presupuesto va a mostrar nuestro peor escenario de ingresos y de gastos con la intención de crear un “colchón” en caso de que ganemos más y gastemos menos.
  2. Tómese el tiempo y evite fugas de dinero. La sección de gastos es la más gruesa de un presupuesto y debería ser lo más exhaustiva posible. A veces se tiende a poner gastos generales y comunes, pero dejamos por fuera gastos como: pago automático de parqueos y peajes, seguros de las tarjetas de crédito, donaciones, lavado del carro, regalos para el montón de baby showers, bodas, bautizos y despedidas a las que asistimos, etc. Entre más sepamos a dónde va el dinero mayor control vamos a tener del mismo.
  3. Los préstamos y las tarjetas no son un gasto. Son una deuda, un compromiso adquirido. Y como tal deben tener su rubro por separado con la fecha de pago y los montos muy bien computados. Y hay que incluir todas, todas, todas, las deudas, inclusive la plata que le debemos al polaco o al compañero de trabajo. Uno de los objetivos de tu presupuesto es ayudarte a cuidar tu record crediticio, que es en realidad una tarjeta de presentación más a tu nombre.
  4. El nombre del ahorro importa más que el monto. La literatura dice que en el mejor de los casos deberíamos ahorrar el 20% de nuestros ingresos, y enhorabuena si ya estás a ese nivel. Pero si de ordenarse se trata, el monto del ahorro, aunque sea mínimo, no debe despreciarse, es el hábito como tal el que cuenta y el que hay que seguir nutriendo, y siempre, siempre, siempre ponele nombre a tu ahorro. Si le ponés un nombre, no va a ser tan fácil que lo gastes en cualquier otra cosa. Siempre que sea posible, este rubro no debería faltar en tu presupuesto.
  5. Tener un presupuesto, es sólo el comienzo. Desafortunadamente, la práctica general es hacer un presupuesto y revisarlo cada cierto tiempo. Pero la experiencia me enseñó que el presupuesto es un “ser vivo”, porque cambia mes a mes, no sólo mi ingreso, sino también mis gastos. Desde enero a diciembre, osea desde la entrada de clases hasta navidad, pasando por 15 fiestas de cumpleaños, dos presentaciones de ballet y 4 pares de tenis, todos los meses traen algo diferente que cambia mi presupuesto, y apuesto a que le pasa lo mismo al tuyo.

Pues esos son mis mejores consejos para hacer un presupuesto, que comienza como nuestro peor escenario, pero que poco a poco nos va mostrando hacia donde se va la plata y qué puedo hacer para controlarla. No es difícil, pero sí requiere de tiempo y disciplina. Y cuál es la recompensa? Gastar sin remordimiento, ahorrar con un objetivo claro y cumplir a tiempo con los compromisos financieros… entre otras cosas que no hace falta mencionar.

Rosa GomezComment